Junto a las actuaciones encaminadas a minimizar el consumo energético y a la descarbonización, otro pilar clave de Construcción Sostenible que enmarca muchos de los proyectos e iniciativas actuales de Saint-Gobain Glass, es la circularidad.
El vidrio es un material noble que puede reciclarse infinitas veces. Recuperar un material para su reciclado supone dar valor a un residuo, siendo conscientes de su disponibilidad limitada y del posible agotamiento de muchas de las materias primas que los componen. Hace años Saint-Gobain tomó la iniciativa de recoger residuo de vidrio, ya que su uso en la fabricación de vidrio contribuye a reducir de forma importante la tasa de emisiones de CO2: cada tonelada de vidrio reciclado, evita la emisión de 300 kg de CO2 y la extracción de 1,2 toneladas de materias primas vírgenes.
Por todo ello, a través de CLIMALIT® recicla, Saint-Gobain Glass promueve la recogida de vidrio procedente de ventanas y de cerramientos viejos al final de su vida útil, para valorizarlo, es decir, para tratar este residuo y ya limpio poder darle una nueva vida, incorporándolo de nuevo al proceso de fabricación de vidrio.
¿QUÉ ES EL CALCÍN?
Es la denominación que recibe el residuo de vidrio generado en la industria de fabricación de vidrio, en las industrias que lo transforman como las empresas fabricantes de dobles y triples acristalamientos aislantes, de vidrios laminados, templados… o aquellas empresas que los utilizan como las fabricantes de ventana (residuo de vidrio pre-consumer) o las instaladoras que colocan las nuevas ventanas y retiran las viejas (residuo de vidrio post-consumer).
El calcin está formado por fragmentos de vidrio de una misma tipología, es decir, los trozos o fragmentos de vidrio transparente no pueden mezclarse con vidrios coloreados en masa o con vidrio laminado, al ser distinta su composición. Por ello, la gestión del vidrio para reciclar comienza por identificar el tipo de vidrio y clasificarlo en el contenedor de su calcin correspondiente.